lunes, 25 de junio de 2018

taller de comprensión lectora #1 y #2


Talleres De Profundización
Comprensión lectora # 1
Docente: Shirley Sayas


Nombre: _________________________________________ grado: ___________


Fara Y El Viejo Cocodrilo

Érase una vez dos hermanas, Rapela y Fara, que vivían en Madagascar y gustaban de jugar a la orilla del río. Tan sólo de vez en cuando la madre les daba permiso, pues muchos cocodrilos rondaban por aquellos parajes. Un día, tanto le suplicaron Rapela y Fara, que no supo la buena madre negarles el permiso; accediendo a sus preces, así las amonestó:
-Vayan, pero guárdense de burlarse de Ikakinidriaholomamba. El viejo cocodrilo -añadió la madre- tiene muy mal talante y el peor de los genios; si se mofan él, las devorará.
Las dos hermanitas prometieron obedecer, y se fueron alegres para jugar con las piedras del río.
Muy pronto Ikakinidriaholomamba asomó entre los cañaverales para distraer su ocio con el juego de las niñas; éstas lo vieron y como, en verdad, el viejo cocodrilo era enormemente feo, Fara, que había olvidado los consejos de su madre, exclamó:

¡Oh, oh, qué viejo está padre Cocodrilo!
¡Y qué cabeza tan hundida!
¡Y qué ojos tan hinchados!
¡Y qué vientre tan lleno de arrugas!
¡Y cuántas escamas tiene en su cuerpo!

Por lo que Ikakinidriaholomamba, enfurecido, trepó hasta la orilla para alcanzarlas; mas ellas corrieron, ligeras como galgos, llegando salvas al hogar.

-Bien, hijitas, bien -preguntó la madre- fueron prudentes y cautas, ¿no es cierto?
-¡Oh, mamá! -contestó Rapela-. ¡El viejo Cocodrilo intentó zamparse a Fara!
-¡Ah! -exclamó la madre moviendo la cabeza-. ¡Fara se habrá burlado de él! ¡Es menester saber moderar la lengua, hijitas mías!
A la mañana siguiente, las hermanas retornaron al río y nuevamente emprendieron sus juegos con las piedrecillas de la orilla.

Rapela se divertía mucho, sin cuitas de ningún género; mas Fara, intranquila con el recuerdo de las burlas del día anterior, contemplaba a Ikakinidriaholomamba que, ojos cerrados, permanecía tumbado a lo largo de un tronco de árbol.

Era horriblemente feo, y Fara, sin poderse contener, se dijo de nuevo entre dientes:
¡Oh, qué viejo está padre Cocodrilo!
¡Y qué cabeza tan hundida!
¡Y qué ojos tan hinchados!
¡Y qué vientre tan lleno de arrugas!
¡Y cuántas escamas tienen en su cuerpo!

Mas esta vez fue la vencida, ya que el Cocodrilo le echó el diente y la engulló.
En vano la desventurada Rapela imploró al monstruo para que le devolviese a su hermana; aquél se había sumergido ya en la corriente, dejándola triste y sin consuelo.
Los padres de Fara corrieron a la orilla y, llegados al lugar, la madre así imploró al viejo Cocodrilo:
-¡Oh, Mamba, devuélvenos a Fara! ¡En verdad ella fue muy mala, pero es tanta nuestra angustia que bien podrías devolvérnosla!
A lo que Ikakinidriaholomamba respondió, imitando la voz de Fara:
-Sí, sí, buena señora. Acudan en busca de su Fara. Pero Fara tiene la lengua muy larga.

Busquen a Fara. ¡Y qué cabeza tan hundida!
Busquen a Fara. ¡Y qué ojos tan hinchados!
Busquen a Fara. ¡Y qué vientre tan lleno de arrugas!
Busquen a Fara. ¡Y cuántas escamas tiene en el cuerpo!
"Así hablaba la niña, ¿no es cierto?"

La pobre madre quedó abatida ante tal réplica y, dirigiéndose a su marido, le dijo:
-¡Háblale tú al Cocodrilo, a ver si lo convences!
Entonces el padre de Fara gritó:
-¡Oh, Mamba, devuélvenos a Fara! ¡En verdad, ella fue muy mala, pero es tanta nuestra desdicha que bien podrías compadecerte y devolvérnosla!
Mas Ikakinidriaholomamba le respondió:
" -Sí, sí, mi viejo. Acudan en busca de su Fara. Pero Fara tiene la lengua muy larga.
Busquen a Fara. ¡Y qué cabeza tan hundida!
Busquen a Fara. ¡Y qué ojos tan hinchados!
Busquen a Fara. ¡Y qué vientre tan lleno de arrugas!
Busquen a Fara. ¡Y cuántas escamas tiene en el cuerpo!
"Así hablaba la niña, ¿no es cierto?"

Los desventurados padres estaban descorazonados, cuando la madre propuso:
-¿Y si le ofreciéramos algo a cambio de Fara?
-Ofrezcámosle un buey -dijo el padre. Y la madre voceó:
-¡Oh, Mamba! Un buey te daremos por Fara.
Ikakinidriaholomamba se dirigió a su prisionera y le dijo:
-Contesta a tu madre, que estoy muy cansado.
Y Fara gritó:
-¡Madre, mi buena madre, Mamba no quiere aceptar!
Entonces el padre, mejorando la oferta, clamó:
-¡Oh, Mamba, diez bueyes te daremos por Fara!
Y Fara, nuevamente, gritó:
-¡Padre, querido padre, Mamba no quiere aceptar!
Rapela contempla a sus padres y ofrece:
-¡Oh, Mamba, veinte bueyes te daremos, si me devuelves la hermana!
Y Fara también esta vez contestó:
-¡Rapela, mi dulce hermana, Mamba no quiere, no!
Entonces la madre, desesperada, clamó fuertemente:
-¡Oh, Mamba, cien bueyes te daremos por nuestra Fara!
El viejo Cocodrilo, que era muy glotón, pensó que cien bueyes bien valían el rescate de una niña, y murmuró:
-Bien, bien; me place la oferta; preparen los cien bueyes.
Y Fara, llena de contento, desde el vientre del Cocodrilo contestó:
-¡Madre, oh madre, Mamba aceptó ya!
Rapela y sus padres corrieron a la villa con harta turbación, porque ellos tan sólo poseían veinte bueyes. Fueron al encuentro de parientes y amigos, y éstos, para que no se menoscabara el rescate de Fara, les prestaron cuantos bueyes hubieron menester para completar la oferta.

Los aldeanos reunieron los cien bueyes y se dirigieron hacia la ribera.
Así que el viejo Cocodrilo divisó al rebaño soltó a Fara para aproximarse a la orilla, pero los labriegos habían colocado a la cabeza del rebaño al toro más poderoso y feroz; éste se lanzó sobre Ikakinidriaholomamba y con sus enormes cuernos le vació los ojos; cundió el ejemplo y los demás bueyes lo pisotearon hasta darle muerte cruel.
Así el viejo Cocodrilo halló un muy desgraciado fin, quedándose sin un solo buey por haber apetecido muchos.
Cuando Fara, se vio nuevamente bajo el techo del hogar, se hizo el propósito firme de no hablar más de la cuenta en lo futuro y de medir las palabras en el resto de sus días.
Fara y el viejo cocodrilo 
Anónimo 


Contesta los siguientes interrogantes:


1.    ¿Cuántas veces se metió Fara con el viejo cocodrilo?
2.    ¿Cómo tenía los ojos el viejo cocodrilo?
3.    ¿Qué le imploró Rapela al viejo cocodrilo?
4.    Cuantos bueyes le ofreció el padre de Fara a Mamba en la segunda propuesta?
5.    ¿Cómo le decía el viejo cocodrilo que tenía la lengua Fara?
6.    Cuantos bueyes ofreció Rapela por la liberación de Fara?
7.    ¿Quiénes  reunieron los cien bueyes del acuerdo con el viejo cocodrilo para liberar a Fara?
8.    ¿a quién colocaron los labriegos al frente del rebaño?
9.    ¿con que parte de su cuerpo le vació los ojos el toro al cocodrilo?
10. ¿Qué propósito se hizo Fara para el resto de sus días?  



Talleres De Profundización
Comprensión lectora # 2
Docente: Shirley Sayas


Nombre: _________________________________________ grado: ___________


Caperucita Roja

Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.
Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.
Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas...
De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.
¿A dónde vas, niña? - le preguntó el lobo con su voz ronca.
A casa de mi abuelita - le dijo Caperucita.
No está lejos - pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.
Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido -pensó-, no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles.
Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo.
El lobo devoró a la abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta. La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.
abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!
Son para verte mejor - dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.
abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
Son para oírte mejor - siguió diciendo el lobo.
abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
Son para... ¡comerte mejoooor! - y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.
Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la abuelita. Pidió ayuda a un serrador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.
El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!
Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.
En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su abuelita y de su Mamá.
Cuento Popular








Contesta los siguientes interrogantes:

1.    ¿Dónde vivía la abuelita de caperucita?
2.    Los pájaros y ¿Qué otros animales se encontraba caperucita al cruzar el bosque?
3.    ¿Cómo tenía la voz el lobo?
4.    ¿De qué color era el gorro de la abuelita?
5.    ¿A quién le pidió ayuda el cazador?
6.    ¿Cómo llamó el lobo a la puerta?
7.    ¿Quién pensó que no estaba lejos la casa de la abuelita de caperucita?
8.    ¿Qué hizo el lobo cuando se metió en la cama y se puso el gorro de la abuelita?
9.    ¿Qué quería llevarle caperucita a su abuelita, además de los pasteles?
10. Caperucita y su abuelita no sufrieron más que… 



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